
A veces buenos, a veces malos.
Lo cierto es que estos cambios nos hacen avanzar,
seguir un camino.
Por momentos, nos quedamos estancados.
No podemos avanzar, ni volver atrás.
Miramos hacia todos lados, pero vemos todo igual.
Vemos la nada. Perdemos la pista.
Nos desorientamos y no sabemos que hacer.
Comenzamos a inquietarnos.
Se nos nubla la vista y los pensamientos.
Sentimos frío en la piel y en el corazón.
El cielo se oscurece, crujen las hojas secas de los árboles.
El silencio que nos rodea, sólo es interrumpido por el viento.
Nos encorvamos para mantener el calor,
pero una vocecita en nuestro interior nos obliga a erguirnos de nuevo.
-Un paso a la vez- oímos que nos susurra.
Y le hacemos caso; ya que no sabemos qué más hacer.
Lentamente, comenzamos a avanzar de nuevo,
aunque aún no sabemos hacia donde vamos...
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