Contigo. Con él.
Déjalo vivir su vida, así como él te ha dejado vivir la tuya.
No lo busques, no lo llames. No lo pienses. No lo extrañes.
Ni por un instante, lo extrañes.
Continúa con tu vida, tal como él ha continuado la suya.
No lo necesitas. Él no te necesita.
Ya no.
Así que no lo recuerdes.
Porque eso sólo te traerá la nostalgia de los buenos momentos.
Y no es bueno vivir sólo del pasado. No es sano.
Sigue adelante, con la vista al frente.
Y no mires atrás...

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